71 días.

Hace tantos días que mis dedos no rozan tu piel, que estoy sintiendo como mueren mis ganas de nacer.

Fases, pasamos, no importa no acorta. 

Quiero tener tu aliento cerca, tu brisa, te estoy buscando lejos quiero tenerte cerca. 

71 días sin ti y el mundo se ve tan feo desde que no hacemos magia. 

Da igual.

De igual si llueve o llora. Da igual si es de día o si la luna hace que lleves tres de tus copas en sangre. Da igual si es verano, invierno o estás escondido debajo de aquel árbol.

Da igual si nos cruzamos, si nos evitamos, si estamos volando. 

Da igual la falda y la camisa, da igual la gente que mira, da igual el día que sea. 

Cuando las pupilas se cruzan se rompen los esquemas. Lo alto que habíamos gritado, la vida que habíamos construido. Con tan sólo una mirada. 

No quería escribir sobre mi. Pero soy ese pajarillo que ves volando en el cielo azul de un casi verano, en el que como siempre...vuelvo a florecer.

Empezar.

Ahora quiero ser otra persona y en otra vida. De esas de casualidad, de película mala, pero muchas distintas. Planos alternos y estrellas fugaces. Ahora quiero ser los otros sueños, la vida entera cada día sin parar de ser cosas nuevas.

Como en mi libro favorito. 

Que ganas de escaparme. 

Miedo.

A veces vuelves a tener el cielo reventado a cañonazos, a sangre fría.

Tengo toneladas de sin sentido acumulándose en el pecho. Sacos de pena reventandome los huesos.

Siendo sinceros, ya no, ni aún nuevo. 

Tengo el corazón apuntalado. Tengo la vida a media asta, sin ganas. 

Soy lo que era pero ahora sin camino. Lo que dudo pero ahora sin estribos. 

Llorando por dentro me recuerdo reflejada en aquel miedo.