Siento los cristales clavarse y no me puedo levantar, huele a sal.
Huele a notas escritas, con una letra difusa, a libro nuevo, a sueños ardiendo.
No hay nadie cerca, ni nada, estamos solos.
El suelo quema cada vez más y los cristales se siguen clavando.
No se como hemos llegado hasta aquí.
Suenan sirenas, pasan barcos y no nos montamos.
Seguimos allí, solo nos hemos encontramos en esa playa hecha habitación de la que no se puede salir y a la que nunca terminamos de entrar.
A veces pasas aviones y no los llamamos.
A veces te grito y ni si quiera me escuchas.
Estoy sonando triste, pero estas tendido a mi lado y no te puedo ver.
Estoy sonando perdida, no sé donde estoy, pero no me quiero ir.
Estoy sonando a final, pero no me voy a engañar.