A manos llenas, con el pelo salado revoloteando por la brisa.
Con las olas limpiandome por dentro y llevándose los miedos.
Me hundo en la arena y ya no quiero nada...
Suenan todas las canciones que te dediqué en mi cabeza y huele a libertad.
A veces me meto en la cueva donde guarde todas las cartas.
A veces me paseo con ganas frías de que me mires mucho más.
Me encanta como rompes al llegar y lo destruyes todo y me vuelvo a sentir muy viva.