jueves, 31 de agosto de 2017

Oportunidades.

Sientes que no te queda gente por conocer, que no te quedan lugares por ver.
Sientes que es imposible. Que no puede ser.
Pero pasa. Pasa como caen las estrellas fugaces, siempre ocurre, ya no es casualidad.
Cuando se va a apagando otra luz empieza a brillar en el firmamento.
Cuando te empizas a ir otra brisa acaricia mi espalda.
Cuando una puerta se cierra se abren mil ventanas.
Así que si tu vendaval de sentimientos se quiere ir a rondar otra falda, es la hora, vuela y destroza todo a tu paso, deja mi mano suelta mi vida.
Hay cientos de oportunidades, solo hay que abrir los ojos y solo hay que abrir.
No se si terminarás por entenderlo, pero en verano siempre se florece, siempre te vuelves oscuridad.

domingo, 27 de agosto de 2017

Expectativa.

Me quise acostumbrar a ti. Quise hacerme y modelarme.
Quise sorprenderte.
Al principio era la única manera que veía, me llenaba, me guiaba.
No me entenderás nunca, pero te hubiera elegido una y mil veces.
Me ilusionaba verte reír.
No quiero mentirte, aún lo hago, aún te imagino.
Pero no podemos cargar solos. Yo te perdía por el camino y volver sola a por ti cada día se hacia mas duro.
No es que yo lo dejase ir, es que no encontraba la manera de quererte sin ahogarte ni de apartarme sin que te dieras la vuelta.
Hice lo correcto, aunque aún me culpo de ni haber ido a explicarte lo que las noches me hacían sentir.
Si, te deje ir. Te dije adiós, sabiendo que era lo único que me importaba entonces.
Y lo siento, pero aprendí hace tiempo a que nos solemos hacer falsas imágenes de las personas para que se adapten a nuestras expectativas. Y tu, cariño, no eras aquel que yo veía, que yo quería creer que vería.
No tenias absolutamente nada que ver.

martes, 22 de agosto de 2017

Oscuridad.

No me gusta lo que estoy viendo, este cambio, este control.
Las plumas de las alas van cayendo, palabra a palabra, gesto a gesto me atas, y yo no soy de tierra firme. 
Yo necesito mis alas, y tu sabes muy bien por donde cortarlas yo necesito mi aire, y esta habitacion cada vez es mas pequeña.
No se que estas haciendo, pero yo me estoy borrando, cambiando, yo me estoy convirtiendo en algo que siempre he detestado. 
Tu que un dia me diste dos alas, tu que me enseñaste a despejar, a planear sin prisa a disfrutar de las vistas, tu ahora mi carcelero. 
Necesito que la luz que habitaba en mi, necesito que la fuerza que perdi, que la determinacion, vuelvan a mi. 
Necesito que el coraje y la valentia recorran mi piel. Por que esto es un problema del que hay que salir cuanto antes, y si no abres el cerrojo, y si no me sueltas y si no me vuelves a poner cada una de las plumas, no me volveras a ver, luz se ira, sol se escondera. Oscuridad perdurará.

viernes, 11 de agosto de 2017

Basta.

Tu pelo me hacía creer que estaba en el paraíso.
Te veía puro, real..no imaginaba que no eras más que una ilusión, una vía de escape que mi cabeza se había creado.
No eras más que lo que yo quería que fueras, así pasaba que nunca te encontraba. Una vez de cada diez y las demás, soledad, frío, pero sobretodo hostilidad.
Te rebuscaba cada noche en cualquier rincón, pero no acostumbraba a bailar contigo, solía verte bailar, te ansiaba. Te adoraba. A mi ilusión.
Tu nunca fuiste ese.
Tu eras el de por encima del hombro, el de hoy no me apetece, el de ni si quiera te había visto.
Y yo era un continuó, por favor, un lo siento, un tal vez mañana.
Un mañana que no llego.
Y cuando ves que por más que persigues, el sol sigue saliendo por el mismo lado, es mejor echarse a un lado.
Dicen que lo mejor es una retirada a tiempo, porque tenia el fracaso asegurado.
Ni tan si quiera me preocupe de cubrirme las espaldas, ¿para qué?, me lance al vacío y me quede tendida en el suelo en varias ocasiones, aun alli, te buscaba, te reclamaba.
Eras Roma, París, Estocolmo...pero sobretodo la fría Rusia, un tremendo ruido. Una jauría.
En realidad eras pura calma, tanto que ni te escuchaba, tanto que ni te veía.
A veces me parecías de mentira, pero me empeñe, en conseguir sacarte de mi cuento, con cero resultado...
Conmigo era muy fácil, idas y venidas, desplantes, en la mano.
Pero todo el mundo aprende a decir hasta aquí. Y fue entonces cuando decidí, que iba a ser tan yo que algún día dirías basta, y bastará.