Y te vas a quedar ahí, apartada, haciendo como que no duele.
Todo está pasando muy deprisa y tú sigues en el punto de partida, sin saber elegir camino, sin querer elegirlo.
Hasta que se rompe.
Como todo lo que no termina de llegar nunca y dejas de esperar. O eso crees.
Lo veías venir.
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