Estoy a medio palmo de decirlo siempre, pero en silencio, sin molestar, sin despertar.
A flor de piel, con ganas en los costados y con el miedo guardado debajo de mis últimos recuerdos ya lejanos.
Sintiendo más que nada, menos cuando te dejo de ver al atardecer siendo un loco escurridizo sin ganas de aparecer.
No lo sabes pero lo intuyes, no lo dejas de pensar y tortura el alma de lo que no puede o no debe.
Todo esto es braile, besos sin dar, lunas llenas sin mirar, casi todo pero nada.
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