Esos pinchazos.
Ese remolino.
Somos todo aquello a lo que no sabemos decir que no.
Somos todas esas miradas que no hacemos.
Somos lo que nos remueve.
Somos eso que se nos atraviesa en la garganta.
Somos lo que nunca decimos.
Somos lo que no dejamos de pensar.
Somos el miedo que nos da.
Ese suspiro con el que cerramos, hasta que vuelva a pasar.
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