Si me miraras por un agujerito, morirías de pena, pero eso nunca pasa... 
Me imaginas abriendo las alas
mareando detrás de los brazos de alguna cualquiera...

Seamos.

Y yo ya no soy todas esas canciones que dedicas al aire. Ni el primer pensamiento.

Ni los lunes cansados. 

Yo ya no soy, todas esas letras, ni las ganas de más, ni los días de menos. 

Porque, yo ya no soy, ni el primer pensamiento al despertar, ni los ojos en blanco, ni las ganas de juerga.

Y es que a veces, ya ni soy, las carcajadas, ni tus flores, ni tus mientras. 

Por qué no soy, ni somos y lo peor, ni seremos. 

Están ardiendo.

Están tiritando. 

Están solos. 

Y muertos, de miedo. 

Y ya no quiero seguir. 

Quiero volver, donde éramos. 

No estoy ahí.

No ando por esos caminos. 

No busco en esas voces. 

No.

¿Querer a quien debemos o a quien queremos?

Huir.

A veces nos quedamos en un bucle que parece infinito. No sé si sonaba a roto, pero a día de hoy me cuesta caminar. Me he girado muchas veces por si corrías tras de mi, pero nunca estabas. 

Tengo ya los nudillos cansados. Y en el centro de todo un miedo que solo se marcha a ratos. 

Tengo todo el día desordenado, tengo muy pocas ganas de aparecer. Tengo el sol escondido. 

¿Dónde de se va cuando quieres huir de ti mismo? 

Júntanos
al camino júntanos, 
otra vez
antes de matarnos.