sábado, 19 de octubre de 2013

 Y el porqué sobra en todo esto. Realmente da lo mismo, nos empeñamos en que todo tiene su explicación, una realidad que realmente nosotros mismos creamos, y luego viene otro y nos dice que no, que estábamos equivocados por completo... Y así toda la eternidad. Y a lo que no tiene explicación, le aplicamos un Dios y con eso nos vale, al menos de momento. Al igual pasa con esto de sentirnos, lo llamamos a amor, como si fuera un ente que ahí está, como un Dios que está en cada rincón, omnipresente: no lo ves pero se supone que ahí está, hasta que lo hacemos desaparecer porque ya no nos vale, y tajantes afirmamos que no existe. Y yo, que no creo que en entes divinos, ni en amores eternos, te diré que creo en ti, como fin último de últimamente todas mis cosas. Y realmente, me da igual por qué, porque el porqué sobra en todo esto.

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