martes, 7 de abril de 2015

Tanto.

Tanto me gustaba, que no se por donde empezar si por el principio o el final. Tanto lo buscaba que ya no sabia si lo había encontrado y era real o se había materializado. Tanto brillaba que ya no sabia si lo que veía era luz o una ceguera constante. Tanto, tantos, tantas. Tanto paso que nos encontramos. Como se encuentran la noche y la luna, el sol y el día. Nosotros dejamos de buscarnos, para encontrarnos, cada noche, cada día. El agua dejo de ser tal para ser un simple compañero que nos unía. El calor dejo de serlo para ser lo que nos ayudaba a quitarnos la ropa. Hasta las horas se desnudaban al vernos al ver esa conexión que existía cuando chocábamos de amor, y cuando no era de amor nos seguíamos empeñando en encontrarnos. No nos temíamos, eramos salvajes, ambos, así que podíamos seguir adelante con unos cuantos arañazos que a la mañana siguiente lameríamos y curaríamos con besos, amansandonos. Yo creo que hasta la luna nos tenia un poco de envidia, fíjate, yo a veces se la tengo a ella por que te vela el sueño. Tanto, encontrarnos, que al final fuimos uno, uno en dos vidas o quizá mas acertadamente dos vidas en una o en mil, vivamos mil vidas en una. Seamos salvajes, mansos y libres de volar allí donde nos lleve el viento. Y si te apetece volar y no hace viento ya me convierto yo en lobo feroz para soplar y que te eleves. A veces no tanto, a veces menos es mas, asi que te dejo un trocito pequeñito de una noche, mas bien mansa, mas bien pequeñita. Pero recuerda menos es mas. Mas vida, mas amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario