Ha vuelto a sonar el reloj.
De muerte.
De alivio.
Quizá por que te has marchado.
O eso creo.
Llovía fuera o probablemente había llorado demasiado, de rabia, supongo..
Te habías marchado y la puerta aún seguía abierta y sí llovía, o a lo mejor tan solo me estaba limpiando por dentro.
Sonaba el reloj, a la de tres todo sería distinto o no, todo continuaría en el mismo lugar, menos tú.
Tu te habías marchado y vi tus huellas tambaleandose, hacían el amago de volverse o tal vez era yo la que se desequilibraba queriendo atrapar tu espalda.
Somos a veces el vuelo de un pájaro, otras su caída. Que a ti te da lo mismo y a mi ya no me importa.
viernes, 25 de marzo de 2016
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