martes, 23 de octubre de 2018

Veintiséis.

Huele a miel.
Tengo los ojitos cansados y una escalera que no se a donde me lleva.
No quiero sonarte repetitiva pero volvería a conocerte una y mil veces.
Desde entonces tengo la vida inundada de girasoles, de cartas escritas a máquina y de una forma de querer muy tuya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario