Siempre lo supe.
Estaba escrito en cada esquina de mi vida.
Me lo repetía numerosas veces.
Me convencí de ello sin llegar a creemelo.
Todo llegaría cuando me fuese, sin billete de vuelta.
No cabía duda solo aprendemos cuando las cosas son definitivas.
Siempre volvemos a ser menos cuando lo perdemos todo.
Yo lo sabía.
Pero no quería saberlo.
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