Yo no sé si aún lo he visto claro del todo, o sigo arrancando flores.
La verdad es que no se cuantas veces se tiene que partir en cachos para entender que las cosas no las controlamos, que por dentro somos otro al que no dejamos salir, por miedo, por rencor, por tristeza.
Me he visto acorralada muchas veces por mi misma, por mi otro camino, luchando con dos voces que casi gritan lo mismo.
Ya me entiendes, solo tú puedes ahondar tan dentro, tú que estás tan dentro de mí que a veces te confundo conmigo.
Esa soy, dos calles más abajo de donde ahora estoy viviendo, tratando de buscar recuerdos.
Esa es la luna menguante asomando...y dando alas allá donde se necesiten.
Porque en la vida tenemos muchos hombros, algunos no los vemos, pero entre el viento, entre los cantos que recorren las paredes, entre los muros que separan ahí aún nos podemos encontrar.
Yo y la suave brisa.
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