martes, 4 de abril de 2017

Primavera.

Las flores también se cansan de ser arrancadas.
De darles oportunidad al me quiere no me quiere.
Las flores también se cansan de las lluvias torrenciales.
De ser pisadas sin cuidado.
Los días soleados no son más que eso días que parece que van a traer la paz a la tierra.
Parece que van a reventar de colores el universo pero se apagan.
El nubarrón se coloca y espera a que la flor este otra vez bonita para caer.
Que no estoy hablando de la primavera si no de ti.
Que no estoy hablando de la vida si no de nosotros.
Que escritos en verso parecemos hasta más guapos, porque últimamente no dejo de maquillarnos.
Para que parezca que la lluvia no nos moja cuando estoy calada y helada.
Para que la tempestad pase de largo como si no se hubiese llevado por delante 5 hectáreas de amor y margaritas, las flores, que los vasos ya me he bebido cuatro.
No sé por qué estas empeñado en salir de noche y besar los bares, ni porque te alejas dejando paso al verano donde te vuelvo a recordar un día más, aunque la tempestad sea catastrófica yo, volveré a florecer una vez más una vez definitiva.
No es que no me guste el invierno es que no me gusta tu frío. Y tampoco me gusta las rocas sobre las qué sueles tender la vida, la mía.
Me da igual el camino que decidas si te vas de la primavera te vas de los si quiero, de los de ayer.
No sé si me estarás entendiendo, pero estamos acabando en la 2007, o quizá antes.
No me importa en qué lugar de la tierra plantes la próxima flor pero ojalá después de 20000 aprendas a decir que no.

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