Hartos, vivos, soñadores.
No había mas que decir, temblaban pero saltaban al vacío. El dolor desgarraba pero solo emitían un quejido de amargura y desesperación. Su mente volaba tan alto que el aterrizaje se hacia eterno.
¿Quien quería aquello?
Ellos no entendían el por que de tan distintas vidas aprisionadas en tan solo una, una y no mas.
El sol quemaba, se podía observar a través de aquellas rendijas, decidí bajar la persiana no quería luz, era hora de soñar.
Me dijeron que de que servía aquello, que todo se vuelve negro, que todo se rompe.
Cobardes, estaban hartos, rotos.
Noches y noches, serenas, soñadoras.
¿Para que? Dicen que la Luna, nos guia, que la luna nos protege.
¿Luna donde estas?
Mirarme y dime donde, ¿Donde esta la solución? Creí que tu eras la solución, soñador empedernido, creí en ti. ¿Y donde te dejaste las palabras?
Me gritabas en silencio, y lograbas que me perdiera.
Me mirabas, y con ello lo decías todo, vive.
¿Vive? Un escalofrío, dos, tres.
Vive, esa era la clave a todo. Lo que tanto había esperado.
No necesitaba otra cosa, en un suspiro cambio completamente.
Hartos, vivos, soñadores.
Claro eso era. Se hartaron, como todos, los que se dieron por vencidos allí quedaron tendidos derrotados.
Los que siguieron vivieron, si, allí están saboreando cada paso, cada color, cada sensación.
Y continuaron y empezaron a soñar con algo mejor, por que se podía. Claro que se podía, y el ultimo paso llego.
Hartos, vivos, soñadores, felices.
Joder, que fácil, cuatro sencillos pasos.
Pero ellos no contaban que todo era una rueda, de felices, vacíos, y plof, otra vez hartos.
La rueda seguía y seguía. Hasta que unos pocos, decidieron parar aquello bajarse, y no seguir ningún paso.
Había dos estilos. Los que creían en la luna y en el sol, los de soñar, los de vivir, los de llorar y sentir.
Y luego estaban los que únicamente, cogían el coraje de su corazón. Y la certeza de sus pensamientos.
Y pateaban el camino, como querían.
Ya esta, ni hartos, ni soñadores, ni pasos, ni reglas.
Ellos eran ellos, brillaban como estrellas, y me tendieron una mano, una mano que me haría salir de aquella rueda.
Ellos eran la salida.
La salida era yo.
Tu eliges, hartos, vivos, soñadores, felices.
O tu mismo.
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