Empezaste fuerte, como siempre se empieza. Con ganas de cambiar, te quise comer.
La temporada casa fue increíble, las pizzas de los domingos, los viernes de juegos, las ganas.
Los planes de primeros de años, los nervios de segundo de bachillerato, la vida que se nos venia encima.
Celebramos por todo lo alto nuestros 18, los de cada una, nos abrazamos y brindamos, por todo lo que iba a venir.
Hubo momentos de inflexión, de decaer, hubo sorpresas, ilusiones, cambios.
El instituto llegaba a su fin pero teníamos guardados todos y cada uno de los recuerdos, de las risas, de los abrazos, que pena romperse pero nos tocaba crecer.
Antes debíamos luchar juntos, tocaba pasar la última barrera que nos quedaba y lo hicimos conseguimos el objetivo, quiza no perfecto, pero se hizo.
Era raro, habían cambiado muchas cosas, claro que era difícil, pero era verano y teníamos que ir a todas.
Volvimos a desconectar, entendi muchas cosas, me enrabiete, grite, me enfadé. Pero lo entendí.
Había que seguir. Como siempre.
Llego el último dia, aplauosos, tenia que estar orgullosa, lo hice, a pesar de creer que era imposible a pesar de tener en contra los nervios, lo hice.
Sonó Lei.
Vino la playa, la sal, los mojitos y la amistad, nos lo merecíamos.
Las cosas vuelven, era bonito dejarlas volver, quizá estuvimos equivocados, hay que abrazarnos.
Nos dejamos llevar por el verano, por las noches hasta las tantas, por las sorpresas, por las noches en vela.
Hemos escuchado a Rulo a escasos metros, nos hemos roto, hemos disfrutado rodeadas de algo maravilloso. Y hemos vivido experiencias, que son necesarias repetir este año que viene.
He tomado decisiones que no me hice a la idea hasta que no las tenia delante. Muchas.
He intentado sobrellevar cosas que hasta ahora he logrado.
He comenzado una vida nueva, estoy echando de menos y disfrutando muchísimo.
Estoy aprendiendo, esforzándome, y alegrandome de haber aprendido en este año, que hay cosas increíbles y que hay que hacerlas aun más increíbles, y que hay momentos en los que tenemos que aprender, acostumbrarnos y crecer.
Cada año es diferente, pero hasta de las cosas malas, de esas malas épocas o momentos debemos sacar algo.
Y a punto de acabar este año, solo tengo que pedir que este que viene sea igual de maravilloso que este.
Que mi gente siga siendo mi gente y que mi hogar este allí donde yo vaya.
Gracias 2017, voy a por ti 2018.
Somos a veces el vuelo de un pájaro, otras su caída. Que a ti te da lo mismo y a mi ya no me importa.
martes, 26 de diciembre de 2017
2017.
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