Échame de menos hasta que te duelan las costillas y sus caricias se vuelvan ácidas.
Échame de menos de verdad.
Roto.
Otra vez.
Échame de menos hasta el punto que no quieras vivir sin mi.
Échame de menos.
Porque echarme es muy sencillo, cuando tienes mil puertas abiertas.
Pero que pasará, cuando quieras regresar y ponga mil cerrojos. Me echarás de menos tanto, que empezarás a querer respirarme.
Y no estaré, no.
No esta
vez.
Somos a veces el vuelo de un pájaro, otras su caída. Que a ti te da lo mismo y a mi ya no me importa.
jueves, 7 de diciembre de 2017
Échame una vez más.
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