"Creo que fui demasiado sincero
y no lo quiero pensar.
Es tan real que te cagas del miedo
y no lo vas a olvidar.
Es un gran golpe que me ha quebrado el cristal..."
R.

Miedo.

Siempre tuve miedo.
A dejar de ser.
A no encontrarme.
A traicionarme.
A no vivir.

Siempre tuve miedo.
De ser quien era.
De que se volviera en mi contra.
De ti.
Tuve.

Porque un día dejas de tener miedo.
Porque un día te atreves.
Y un día empiezas a vivir la vida que querías vivir.

Piel.

Tengo ganas de ser cafe con hielo y polvo en el miedo de no usarlo.
Tengo ganas de ser estrellas fugaces sin fin.
Desde que tengo la vida en orden está más desordenada que nunca.
Desde entonces las costillas no me pesan, el sol no me quema.

Y todo esto no tiene explicación.
No tiene porque.
Solo tiene piel.
Tu piel.

Encontronazo.

Ahora sí.
Entonces excusas.

Y gritaba y lloraba.
Era extraño, me sangraban las palmas de las manos de agarrar la cuerda y no sostenía nada.

Y sentía que caía y me rompía.
Era tenue la sensación de quemazón cada vez que me equivocaba sin querer, sin razón, sin culpa.

Y se escondía y no vivía.
Era una salida de emergencia, fue un salvavidas.

Nunca.

Nunca te dejaron ser ni la mitad de lo que querías ser.
Nunca fuiste más.
Ni llegaste a tocar el cielo con los dedos.
Siempre lo tuviste que pedir.
Siempre tuviste que dejarte la piel y aun así...no, nunca.

Tenías el corazón cansado de querer.
Fogonazo.
Disparo a quemarropa.
Muertos.
Eso tuviste que hacer.
Para ser el doble de lo que querías ser.

Sin buscarlo.

En una nube rumbo a ser feliz.
Desde que me miraste.
Desde que fui.

No lo sabía, pero eras todo lo que necesitaba.
Una risa, una brisa.
Un sí.

Feel

Pensaba que sería imposible.
Que nunca sería.
Que de nada serviría.

Y te plantaste en medio de una carretera secundaria.
Con el peligro de cara.
Con la vida en contra.

Y me sacaste de allí.
Me besaste la frente.
Me llevaste a casa, a todas las que tenemos.

No lo entendí muy bien, no sabía que pasaba.
Y ahora, en todos los rincones me imagino. Y se que soy. Y solo quiero ser. Y ser muy fuerte.
Y todo, contigo.

Hasta donde no hemos estado.
Hasta donde no hemos sido.
Sigo siendo, no se hasta cuando.

Será lo mismo.

No sabes de que color son las flores que me están naciendo en el pecho.

Ni cuanto me duran las tormentas internas.

No sabes como me despierto a las 4:36 todas las noches sabiendo que si no, será menos, que si si, será estreno.

Pero todo está menos claro.
Más amargo.
Más extraño.

No son más que coincidencias etéreas.
Sin penas.

Basta.

Tenía una estrella contigo.
Y la sigo teniendo, pero interna.
Ya no brilla y es lo que ocurre al lanzarle piedras hasta que das en el clavo y explota.

Cara brillante, negro intenso.
Se te atraganta en la garganta y ya no sabes.

Te lo di todo.
Ni me miraste.
Años luz.
Hay que aprender a perder.